CARTA SABADO SANTO

Queridos hermanos Cofrades:

Ante todo un saludo fraterno para todas y todos vosotros.

Nunca olvidaremos esta Cuaresma del año 2020. Cuando nuestras cofradías ya lo tenían todo dispuesto para la celebración de la Semana Santa, cuando ya se estaban desarrollando los actos propios del tiempo cuaresmal, cuando sentíamos tan cerca el momento único, esperado todo el año, para salir a la calle acompañando a nuestras imágenes, todo cambió de repente. Las noticias de la rápida extensión de un virus que venía de muy lejos, dejaron de ser algo ajeno para insertarse en nuestras vidas de un modo cruel. La sociedad se ha paralizado y todos tenemos miedo ante la posibilidad real del contagio y de la muerte. En estas circunstancias nos disponemos a celebrar la Semana Santa.

El mensaje de la Semana Santa es siempre profundamente alentador y, si cabe, aún más este año, porque es el mensaje del triunfo de la Vida sobre la muerte. Cristo ha vencido y, con Cristo, y en Cristo todos los que creemos en Él. Este es el misterio central de nuestra fe que, año tras año, celebra la Iglesia en el Santo Triduo Pascual, núcleo de todo el año litúrgico.

Este año no habrá procesiones, en ningún sitio. Por primera vez, desde hace muchísimos años, las procesiones no van a recorrer las calles de nuestros pueblos y ciudades de España durante la Semana Santa.

¿Y qué vamos a hacer ?. Este año, queridos hermanos, tenemos una ocasión preciosa para “sufrir” con Cristo en  favor de todos los demás y de una manera muy particular, de los que están padeciendo con mayor virulencia la fuerza del virus: los enfermos, quienes les cuidan y asisten, y sus familias. Y nuestro dolor, unido al de Cristo, será también fuente de vida y de esperanza.

Creo que sería bueno que, aunque estemos encerrados en casa, acudamos puntualmente a la procesión de nuestra cofradía, aunque este año sea solo con el deseo. Os propongo que a la hora en que debería salir nuestra procesión, os recojáis, guardéis silencio y abráis las puertas de vuestro corazón para que de él salga la mejor procesión de nuestra vida. Una procesión que va a recorrer las calles vacías de un mundo triste y dolorido, en el que muchos hermanos nuestros agonizan en la soledad o acompañados desde la distancia, como Cristo, pero nunca solos porque Él está a su lado. Y, dado que este año somos nosotros quienes podemos fijar el recorrido de la procesión, os propongo que os acerquéis con el corazón  hasta los hospitales, las residencias de ancianos y las casas donde hay enfermos, que paremos el paso delante y recemos por ellos y con ellos.

Este año la música será tan solo el clamor de nuestra oración, que se eleva al cielo suplicando piedad y agradeciendo el gran servicio que tantas personas están haciendo en favor de los demás.

Queridos hermanos cofrades, que a la misma hora de sacar al Señor o a su Santísima Madre bajo la advocación de Nuestra Señora de la Serenidad a la calle, con recogimiento nos preparemos para realizar también este año nuestra particular “estación de penitencia”.

Aunque estemos separados físicamente, si todos los hermanos de la cofradía, a la hora en que deberían haberse abierto las puertas del Colegio para salir en procesión, estamos comenzando en nuestras casas esta peculiar procesión interior, la Semana Santa de este año no será una más. Os aseguro que será una vivencia única y distinta, profunda y consoladora, triste y gozosa al mismo tiempo.

Pongamos bajo el manto, grande, de Nuestra Señora de la Serenidad a nuestros hermanos cofrades que han fallecido, junto con todos nuestros seres queridos y todos los que han caído víctimas de esta terrible epidemia.

Y no olvidemos que tras la oscuridad, el silencio, y la soledad, siempre llega el gran gozo de la Pascua, de la victoria de Cristo que, Resucitado, proclama que es Señor de la vida y de la muerte. También este año, la Pascua es mensaje de segura esperanza, de vida, de optimismo. Porque Cristo vence siempre.

Pidámosle al Médico divino la medicina que nos procure, cuanto antes, la salud y la salvación

Un abrazo fraterno y feliz Pascua de Resurrección.

                                                                                                                  

 

                                                                                               Jorge García Antuña

                                                                                                  Hermano Mayor